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La contaminación de suelos y los alimentos

La contaminación de suelos es una realidad peligrosa. Sin embargo, en realidad sabemos muy poco  del impacto real en cifras de muchas sustancias químicas artificiales en nuestro suelo. Existen más de 100.000 diferentes. Aunque muchas están estudiadas y se han prohibido por peligrosas, no han desaparecido.  Ya se encuentran en suelos a los que han llegado, la mayoría de las veces, por vertidos no controlados.

En la actualidad, se sabe que el uso de pesticidas en la agricultura es una práctica habitual realizada con el fin  aumentar la productividad de los cultivos. Sin embargo, también se sabe que estas sustancias ocasionan generalmente problemas de salud ambiental y humana. Bastaría mencionar los casos de algunos tipos de cáncer que son conocidos por estar ligados precisamente al uso (y abuso) de ciertos pesticidas.

Y sin embargo, se siguen utilizando. En este contexto la concienciación desde la infancia es esencial para adoptar cambios reales en la agricultura comercial y doméstica. Existen alternativas beneficiosas para las cosechas que no implican contaminación de suelos, sino todo lo contrario, contribuyen a su buen estado de salud.

En Crickwoo lo sabemos bien porque  el humus de lombriz es en la actualidad la alternativa más beneficiosa en el doble objetivo de lograr cosechas más abundantes y suelos saludables.

El impacto de la contaminación de suelos

Pueden ser elementos contaminantes los fertilizantes inorgánicos, fosfatos y nitratos esencialmente. Esto es así puesto que tanto su exceso como algunos compuestos de baja calidad que son más baratos pueden ser causantes de contaminación de suelos. 

El principal impacto de esta contaminación va parejo a la denominada eutrofización de las aguas. Es decir, provoca que lleguen mayores cantidades de estos nutrientes básicos a los medios de vida acuática y son perjudiciales para los seres vivos de esos ecosistemas. Es una problemática ambiental asociada a la contaminación de suelo ya que por filtración llega a acuíferos y otros ecosistemas acuáticos.

Otro tipo de contaminación de suelos está ligado a su salinización de los mismos. Esto ocurre, por ejemplo, por el impacto de vertederos de residuos sólidos urbanos. También por el uso de aguas salobres para riego en zonas costeras.

Sin embargo, muchas personas desconocen otra problemática, probablemente la más importante de suelos contaminados: la debida a metales pesados. Este tipo de contaminación puede ser consecuencia de vertidos no adecuados, o de deposición a causa de explotaciones mineras. También de las prácticas de tala y quema de bosques tropicales que dejan en superficie metales que estaban en capas menos superficiales del suelo. 

El principal riesgo, aunque no el único, es esos suelos contaminados son utilizados para la agricultura. De modo que los metales pesados presentes en el terreno pueden pasar a los vegetales que son consumidos por animales, incluido el ganado,  y para las personas. Un tipo de contaminación de suelos muy peligrosa para el ser humano.

En esta peligrosa relación de contaminación de suelos y consumo de alimentos contaminados nos vamos a centrar.

Contaminación de suelos por metales pesados

Los metales pueden llegar a las plantas de diferentes modos.

  • Directamente, por la absorción de esos metales del suelo.
  • Indirectamente, cuando los suelos son regados con aguas que llevan cantidades importantes de metales pesados.

Según el tipo de suelo del que se trate, los metales pueden pasar con mayor facilidad a las aguas que se utilizan para el riego. Así si existe filtración, pasa a aguas subterráneas. Y en caso de arrastres de erosión, también pueden llegar a aguas superficiales como son ríos, lagos o pantanos. En ambos casos, estas aguas pueden ser utilizadas para riego, con la consiguiente contaminación de suelos de cultivo.

De este modo, el riesgo para la salud es grande. A menudo se olvida el riesgo porque muchas de las plantas de cultivo para el consumo animal y humano  como son el maíz, avena, cebada, habichuelas suelen tolerar cantidades importantes de metales pesados. Y eso oculta los verdaderos riesgos para la salud humana. Estos no son otro que los riesgos derivados de su consumo debidos a que muchos de esos metales se van acumulando en la cadena alimenticia.

Así tiene lugar la bioacumulación. Es decir, en el organismo humano se van acumulando los metales pesados al consumir alimentos contaminados con ellos. Arsénico, cadmio, plomo y mercurio, entre otros, se quedan en le organismo. Así van causando daños cada vez más graves a medida que su cantidad crece y pasa el tiempo.

A estos riesgos y problemas debidamente documentados hay que añadir del impacto de otras muchas sustancias químicas artificiales aún por estudiar. Como hemos señalado al principio, existen más de 100.000 diferentes, unas prohibidas otras no. No obstante, incluso las prohibidas pueden llegar a los suelos por vertidos ilegales e incontrolados.

Luchar contra la contaminación de suelos por metales pesados: una responsabilidad compartida

La responsabilidad para luchar contra este problema es de todos. No solo en la vigilancia y prohibición de los metales pesados. También proporcionando alternativas para mejorar la calidad y salud del suelo. Y evitando que alimentos procedentes de zonas contaminantes lleguen a la cadena alimentaria.

A nivel gubernamental, los estados tienen una importante labor que hacer en este sentido.

También el propio sector agrícola puede hacer cambios para levitar la contaminación de sus suelos. Y aportar abonos orgánicos beneficioso para sus cosechas y sus suelos, como el abono orgánico de lombriz.

A nivel particular, cada persona puede contribuir a luchar contra la contaminación de suelos, según la medida de sus posibilidades. Como consumidores, eligiendo alimentos de cercanía y agricultura orgánica. Y a través del cuidado de sus propios huertos y jardines, evitando pesticidas y eligiendo biofertilizantes beneficiosos para suelos y alimentos como el humus de lombriz orgánico.

Los contaminantes de los suelos que perjudican la salud

Todos los elementos minerales y algunas sustancias químicas que entran en las raíces pueden ser transportadas al resto de la planta. La concentración de estas sustancia suele ser mayor en las raíces, pero también se pueden encontrar concentraciones en tallos, hojas y frutos. Así, en mayor o menor cantidad según el tipo de planta y contaminación de suelos, los contaminantes llegan a las partes comestibles de la planta

En las plantas  estos minerales penetran por las raíces y en los animales por el consumo de las plantas que los contienen.

La cantidad de elementos y sustancias químicas que una planta puede absorber y acumular depende mucho de cada especie. Por eso ante una misma situación unas especies son capaces de acumular mucha más cantidad de un determinado contaminante que otras.

De los elementos considerados como metales pesados, no todos son igualmente tóxicos o perjudiciales para la salud. Elementos como el cinc, cobre, cromo o hierro son necesarios para el buen funcionamiento del organismo humano. Son conocidos como oligoelementos, porque el ser humano, como otros seres vivos, precisan muy pequeñas cantidades de ellos para vivir. 

Pero ¡ojo! La cantidad es crucial para diferenciar entre saludable y nocivo. Si entran en el organismo en cantidades elevadas pueden ser tóxicos.

Metales pesados que pasan del terreno al organismo humano a través de la alimentación

El zinc es un micronutriente esencial, un oligoelemento considerado como no peligroso para el hombre. Aunque su toxicidad puede aumentar debido a la presencia de arsénico, plomo y cadmio en los vegetales que crecen en suelos contaminados por los mismos.

A diferencia de otros metales pesados, el zinc se suele ir perdiendo a lo largo de la cadena alimenticia en vez de acumularse. Pero el exceso de cobre causa daños en la membrana citoplasmática de las células tanto vegetales como animales, con lo cual se destruyen los tejidos. Así en personas, un exceso de zinc puede producir la enfermedad de Wilson, aunque intoxicaciones debidas a estos metales no son muy frecuentes.

Otros metales pesados como el arsénico, plomo, cadmio o mercurio, que pueden estar en cantidades superiores a las permitidas en muchos suelos. También son capaces de ser absorbidos por las plantas. Y pueden ser tóxicos para ellas incluso a bajas concentraciones. 

En general todos ellos pueden provocar, en personas y animales efectos carcinogénicos, genotóxicos y reproductivos. También pueden afectar al sistema nervioso. 

Ejemplos de la contaminación de suelos y los riesgos para la salud humana.

  • El plomo también puede inhibir la formación de sangre produciendo anemia, y puede producir daño renal e hipertensión. 
  • El mercurio puede producir enfermedades coronarias. 
  • Los efectos tóxicos del cadmio son mucho más agresivos en el mundo vegetal y en los herbívoros. En nuestra especie puede permanecer en el cuerpo durante mucho tiempo y puede acumularse a partir de muchos años de exposición a bajos niveles. Así, un caso bien conocido de intoxicación por cadmio es el la enfermedad de Itai-Itai, reconocida en Japón en los años 60. Ocurrió como consecuencia de la contaminación de suelos por el vertido continuado de residuos mineros a los ríos con los que se inundaban los campos de arroz. Esto comenzó aproximadamente en 1912. El cadmio era absorbido por el arroz, Así era ingerido por las personas. Esta enfermedad se caracterizaba por producir una malformación en los huesos muy dolorosa, entre otros muchos síntomas.
  • Aunque el aluminio tampoco tiene función conocida en los organismos, sus altos niveles en algunos suelos provoca toxicidad en los vegetales. Por ejemplo, como consecuencia de la explotación de la bauxita. Si éstos son consumidos por las personas pueden provocar efectos neurotóxicos y neurodegenerativos.

Tabla 1. Concentraciones máximas de metales (mg/kg peso seco) encontradas en plantas que crecen en comunidades de pastos de emplazamientos de minas abandonadas del centro peninsular, y de poblaciones forrajeras sembradas en suelos contaminados. Pueden compararse los valores con los permitidos para la salud animal y humana.

estandares suelos contaminados metales pesados

Fuente: https://www.miteco.gob.es/content/dam/miteco/es/calidad-y-evaluacion-ambiental/publicaciones/guiarehabilitacioninstalacionesresiduosminerosabandonadas2019_tcm30-496582.pdf

Contaminación de suelos por otras sustancias químicas

También cabe destacar el caso de las sustancias químicas que llegan al suelo en forma de residuos. Algunas son muy biodegradables y apenas duran unas semanas en el mismo. Pero las hay que pueden tardar décadas, o incluso siglos, en degradarse.

Algunas se quedan muy adheridas a las partículas minerales o a la materia orgánica del suelo. Pero hay otras se disuelven fácilmente y por lo tanto pueden entrar en las raíces de las plantas con gran facilidad.

No es común una intoxicación aguda por estos compuestos. Sus efectos se relacionan más bien con el incremento muy importante de la probabilidad de padecer cáncer, sobre todo del tubo digestivo. También son importantes los daños en la reproducción y desarrollo del feto que se pueden producir.

Contaminación de suelos y presencia de metales en plantas que son consumidos por animales y personas: ejemplos

Este tipo de problemática ha sido y está siendo objeto de estudio por nuestro grupo de investigación desde los últimos años. Estos son algunos ejemplos que ilustren estas situaciones que te harán más consciente sobre este problema medioambiental y de salud.

Un caso muy relevante son los pastos que crecen en escombreras y zonas anexas de varias minas abandonadas en España. Esos pastos proporcionan alimento a ganado tanto ovino como bovino. Muchas plantas que allí crecen con facilidad a pesar de contaminación en los suelos y son alimento para estos animales.

Así cobre, plomo o zinc, son incorporados a sus tejidos de los animales que se alimentan de esos pastos. Los animales son capaces de distribuir los metales que ingieren a otros órganos de su cuerpo, principalmente al hígado. Pero también se pueden encontrar trazas en la leche y los músculos. Y por tanto, puede existir riesgo de que éstos lleguen a las personas al ser consumidos como alimentos en forma de leche, queso o carne. 

A parte del pastoreo en zonas con suelos contaminados, otro problema conocido es el uso de suelos contaminados para cultivos de productos de alimentación de personas. En general, y ante una misma situación, los tubérculos y raíces suelen acumular mayor cantidad de metales que los frutos en otro tipo de planta. Por ello son los alimentos que requieren mayor atención. Sin embargo, eso no excluye la posibilidad de que otros frutos en determinadas zonas muy contaminadas no puedan acumular grandes cantidades de metales. Consulta el ejemplo de la tabla 2.

Qué puedes hacer tú ante esta problemática

Para concluir, está claro que el problema de cultivos y uso de suelos contaminados existe. También que supone una merma de la salud de las personas a través del consumo de esos productos. En la mano de cada uno de nosotros está tomar conciencia.

Si te preocupa, puedes hacer cambios efectivos en tu consumo. Y si dispones de un jardín o un huerto doméstico o te dedicas a la agricultura, valora el aporte de humus de lombriz a tus suelos.

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